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EL COFRE DE LA VIDA
La Vida es como un gran cofre,
repleto de numerosas bendiciones,
que la Divina Providencia, cual talento,
entrega a cada ser humano en particular;
y bendiciones son éstas a las cuales,
tales seres, con sus nefandas ambiciones,
transforman en muy amargas maldiciones…
Para poder conjurar tales maldiciones
y hacer prevalecer en la Vida las bendiciones,
se impone, entonces, vivir una vida solidaria,
plena, equitativamente hablando, y humanitaria;
en tal sentido, ama a todo el mundo,
en vista de que «amaos los unos a los otros»,
nos instruyó ya el Maestro de maestros;
respeta a todo el mundo ya que, a través
de un gran estadista, se nos dijo que
«el respeto al derecho ajeno es la paz»;
«haz siempre bien y sin mirar a quien
y, si haces un mal, pues guárdate»,
sabemos ya que, tanto el bien como el mal,
reciben siempre sus justas recompensas;
y viendo que la Vida, instante tras instante,
se esmera en mostrarnos y demostrarnos
que, en ella y su discurrir, todo mundo es necesario,
entonces, ayuda a todo mundo a llevar, a resistir
o a soportar la dureza de su terrible calvario…
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