Por la salvación de Venezuela

Te alabamos porque grandes y maravillosas son tus obras. Gracias, Padre, por poner delante de nosotros un nuevo día que sabemos estará lleno de tu bendición para nuestras vidas.

Señor creemos y confesamos que Tu poder, el mismo poder que resucitó a Jesucristo de entre los muertos, llenará nuestras vidas, la de nuestra familia, nuestra iglesia y el Cuerpo de Cristo en este nuevo día. Oramos desatando las señales, los milagros y prodigios. Padre, ya es tiempo que los incrédulos caigan de rodillas reconociendo que solamente Tú eres el Creador y el único digno de alabanza y adoración.

Oramos creyendo que nosotros como parte del Cuerpo de Cristo, así como todos aquellos que te han recibido como Señor y Salvador, corremos unánimes juntos hacia la meta del supremo llamamiento en Cristo Jesús y cumplimos el propósito para el cual nos llamaste desde antes de la fundación del mundo: ¡Queremos predicar Tu Palabra y hacer discípulos!

Gracias por Venezuela, amado Señor. No dudamos sabiendo que Tú traerás a cumplimiento TODAS Y CADA UNA de las palabras y profecías que has hablado sobre nuestro país. Gracias por los cielos abiertos sobre Venezuela, gracias por que nuestras autoridades fueron sensibles y se humillaron y pidieron perdón; ahora nosotros, tu pueblo, clamamos a Ti que oigas nuestra intercesión por este país que te necesita, atiende la oración de Tu pueblo y trae sobre nosotros la lluvia temprana y la lluvia tardía, haz que resplandezca Tu Sol de Justicia sobre todo el país, haz que seamos una nación próspera en todo sentido, te pedimos por herencia este país. ¡Danos a Venezuela, Señor!

Bendecimos todas las áreas de nuestro país, las finanzas (exportaciones, importaciones, etc.), la salud, la educación, la tierra, las aguas, las familias, Padre, tantas áreas que necesitan de tu presencia, pero sabemos que Tú eres soberano y omnipresente y llegas hasta tocar y sanar cada una de las necesidades y heridas de los venezolanos.

Gracias, Espíritu Santo, por llenarnos de poder para cumplir la voluntad del Padre. Te alabamos Jesús por que Tú eres el Cordero inmolado, porque eres nuestro Abogado e Intercesor, porque eres nuestro amigo. ¡Gloria a Dios! En el nombre de Jesús, Amén.